viernes, 17 de septiembre de 2010

LA 3ª CRUZADA, LA CRUZADA DE LOS REYES.

1187, Salah ad-Din Yusuf, más conocido por Saladino, Sultán de Siria y Egipto, conquistaba la ciudad Santa de Jerusalén, y aunque cumplió su palabra de liberar al rey de la ciudad tomada, Guy de Lusignan, era algo que desde la cristiandad no podía permitirse: Tierra Santa debía volver a estar en manos cristianas. Por ello, el Papa Clemente III llamó a la 3ª Cruzada, se debía recuperar Jerusalén, la ciudad donde estaban los restos de la Verdadera Cruz.



(En la imagen, pintura de Saladino; Fuente: "www.diariodeamerica.com")

A la llamada del Papa, respondió el Emperador del Sacro Imperio Romano, Federico Barbarroja, que moriría camino de Tierra Santa, y los reyes de Francia e Inglaterra: Felipe Augusto y Ricardo Corazón de León, quienes estaban en guerra entre ellos, pero se apresuraron a firmar la paz para combatir juntos a los musulmanes; por ello, porque se unieron los 3 principales líderes europeos, fue llamada Cruzada de los Reyes. Así, el 4 de julio de 1190 ambos partían juntos, y aunque Ricardo llegó a Palestina a principios del verano de 1191, Felipe Augusto había llegado 7 semanas antes. El motivo del retraso, fue la conquista de Mesina y Chipre por parte del rey inglés.


(En la imagen, dibujo del Rey Ricardo marchando al frente de su ejército; Fuente: "http://media.photobucket.com)

Así, llegamos al momento en el que ambos reyes asediaron San Juan de Acre y lograron tomar la ciudad el 12 de julio de 1191. Los términos de la rendición de los sitiados eran sencillos: la devolución de los restos de la Vera Cruz, un pago de rescate a Francia y la liberación de 1.500 cristianos capturados. Además, en San Juan de Acre se discutieron los términos sobre como sería el reinado sobre Jerusalén al finalizar la Cruzada. El motivo era que Enrique pretendía que Guy de Lusignan retomara la corona, puesto que pertenecía a una familia vasalla de Inglaterra; mientras que Felipe pretendía que fuera su primo, Conrado de Montferrat. Lo que se resolvió fuera que primero reinara Guy y luego le sucediera Conrado. Curiosamente, ninguno reinaría en Jerusalén, puesto que Guy acabaría siendo rey de Chipre y Conrado, asesinado.

En este punto, llegamos a uno de los momentos más oscuros y menos loables en un rey. Primero hay que decir que Felipe había abandonado Palestina por problemas de salud y que las negociaciones con Saladino estaban en punto muerto, por lo que Ricardo, preparado para llevar a cabo la toma de Jerusalén, decidió pasar a cuchillo a los casi 3.000 prisioneros hechos en San Juan de Acre, incluidos mujeres y niños.

Así, el 22 de agosto, Ricardo partió hacia el sur, dirección de Jaffa, al mando de 14.000 soldados, entre los que se encontraban la flor y nata de los ejércitos europeos, y como no, junto a ellos, los monjes guerreros: los caballeros hospitalarios y templarios. Los hospitalarios llevaban una capa negra con una cruz bordada en blanco, mientras que los templarios llevaban una capa blanca con capucha, que la cambiaban por una capa blanca con una cruz roja en combate.


(En la imagen, pintura que representa a los caballeros hospitalarios y templarios; Fuente: "http://www.google-earth.es")

La marcha fue dura para Ricardo y sus hombres, las armaduras hacían que el calor se multiplicara en el cuerpo de los soldados europeos, y además, eran continuamente hostigados por los soldados musulmanes, que ya estaban en su persecución; tanto fue, que el 5 de septiembre Ricardo pidió una tregua, pero Saladino no se la concedió.

Llegamos al día 7, y los 2 líderes sabían que la confrontación era ya inevitable. El lugar elegido fue cerca de Arsuf, una llanura de unos 3 Km, con el mar a un lado y un bosque al otro.

Ricardo mandó marchar a su caravana de intendencia, y la dispuso tras sus líneas, justo al lado del mar. Dando la espalda a éste, una línea de infantería y arqueros; con su gran fuerza de choque, los caballeros, al frente. La línea era diversa: jinetes flamencos, teutones, ingleses, franceses… llegados de toda Europa; los caballeros hospitalarios se encontraban en un flanco, y los templarios, en el otro. El rey ocupaba el lugar central de la línea.

La batalla en sí, no fue grandiosa, pero sí muestra que muchas veces, la paciencia, la disciplina y la experiencia son los mejores aliados en el campo de batalla. Las condiciones eran claramente desfavorables a Ricardo, no tanto por ser menos efectivos, pero sí por luchar en terreno ajeno, en situación desfavorable y con unas condiciones totalmente adversas; así que el rey inglés sabía que iba a tener que jugárselo todo a una carta, pero para que la jugara fuera buena y decisiva, nadie podía hacer ningún movimiento hasta que él diera la orden.


(En la imagen, dibujo de la línea cristiana)

Comenzó el hostigamiento musulmán a los caballeros cristianos. Los sarracenos salían del bosque y lanzaban flechas, lanzas, hacían cargas ligeras contra los cristianos, que debían de recomponer filas constantemente. El motivo era que Saladino quería que los cristianos rompieran filas, y una vez desorganizados, acabar con ellos ayudándose de la caballería ligera y los arqueros. Hay constancia incluso, que el propio capitán de los hospitalarios, pidió permiso al rey para poder hacer una carga, pero Ricardo negó la orden. Las tentativas musulmanas eran en vano y cada vez debían arriesgarse más en sus acometidas; justo lo que esparaba Ricardo.

Llegamos al momento más importante: una acometida musulmana, concretamente, la propia caballería ligera carga contra el flanco derecho cristiano, y 2 caballeros rompen las filas… justo en ese momento, suenan las trompetas cristianas, el rey inglés había dado la orden, y una carga de caballeros acorazados salió frente a las líneas musulmanas, una carga brutal, impactante, tal que sólo basto esa carga para decidir la batalla. Los musulmanes trataban de oponer resistencia, pero fue en vano, la caballería ligera poco tenía que hacer frente a la pesada, y los infantes sarracenos que no fueron arrollados por el ímpetu de aquel ataque, fueron presa de los soldados a pie cristianos.

Tras esto, Ricardo conquistaría Jaffa, que un año más tarde sería de nuevo recuperada por Saladino, lo que obligaría a Ricardo a reconquistarla en agosto de 1192. Y en octubre, ambos reyes firmarían la paz, en este Tratado, Saladino se comprometió a permitir paso a los peregrinos cristianos hacia Jerusalén, que continuaría en manos musulmanas.

El fin de los monarcas… pues todos lo sabemos, Ricardo fue hecho prisionero a su vuelta a Inglaterra, en Austria, pero sería rescatado (previo pago de un cuantioso rescate claro) y moriría en el asedio a la ciudad francesa de Lemosin en 1199, como pudimos ver en la película de Robin Hood.

Saladino por su parte moriría enfermo un año después de firmar la paz con los cristianos, en 1193; pero ya habrá tiempo para hablar de él...