martes, 31 de agosto de 2010

JAIME I, REY DE ARAGÓN; REY Y CONQUISTADOR DE VALENCIA Y BALEARES.

Hace días, os conté como Guillermo, apodado “el Conquistador” llegó al trono de Inglaterra, pero él, no sería el único Rey con ese sobrenombre, puesto que en España, cuando aún ésta era un grupo de reinos cristianos y musulmanes, también tuvimos nuestro particular conquistador, quien tomaría el Reino de Valencia, el Reino de Baleares y quien sería un personaje importante en la historia de Cataluña y también de Aragón. Hoy os presento a Jaime I, también apodado… “el Conquistador”.



(En la imagen; dibujo de Jaime I; Fuente "http://i206.photobucket.com")

En primer lugar, deberíamos de situarnos en la Península Ibérica: En el año 1031, la dinastía Omeya, que era la dominante en el Califato de Córdoba, había sido derrocada, por lo que el Califato se había dividido en los Reinos de Taifas, que tendrían 3 fases: los primeros reinos taifas, correspondientes a ese año; los segundos, a mediados del Siglo XII y los Terceros, a principios del S XIII

Pues bien, situémonos en los Segundos y Terceros Reinos Taifas, que coincidieron con la invasión almohade, que era una nueva corriente de pensamiento en cuanto al Corán. Nos encontramos con reinos importantes en lugares como Mallorca, Valencia, Málaga, Murcia, Granada o Almería. Centrémonos pues en este punto, puesto que el punto de inflexión entre los Segundos y los Terceros lo marcaría la conquista del Reino de Valencia por parte de nuestro protagonista.

Por su parte, los reinos cristianos eran principalmente 4: el reino de León (que aglutinaba los reinos de Portugal, Galicia y Asturias) el reino de Castilla, el reino de Navarra, el reino de Aragón y dentro de éste, el condado de Barcelona.


(En la imagen, dibujo de la situación de la Península; Fuente "http://www.esacademic.com")

Pues bien, hecha esta pequeña introducción, tenemos que en el Reino de Aragón reinaba Pedro II, casado con María de Montpellier, boda cuyo único aliciente, se decía que era la gran fortuna de María. Debido a esto, había un problema, y es que en esa unión no había amor. Los reyes no dormían juntos, no tenían relaciones y por lo tanto, el esperado heredero parecía que no llegaría nunca, lo que preocupaba a la nobleza del reino.

Así, llegamos al año 1207, y en este año, ocurre algo que marcaría este matrimonio. El miedo a que ese heredero no llegara nunca, hizo que se ideáse un plan, y éste se llevó a cabo, y en él, estarían implicados: nobleza, servidumbre, iglesia y hasta la propia María.

El hecho de que Pedro y María no tuvieran relaciones, propiciaba que Pedro tuviera muchas amantes; así, una noche Pedro fue llevado a una alcoba, se supone que al encuentro de una de esas amantes. La alcoba estaba a oscuras, y en ella, había una cama y sobre la cama un bulto que se suponía era la amante, a quien Pedro tomó e hicieron el amor toda la noche. Ya con las primeras luces del alba, una procesión entró en la habitación: nobles, sirvientes, religiosos… todos implorando perdón al rey, que se mostraba estupefacto, pero más se mostraría cuando descubrió que quién había estado con él durante toda la noche había sido su esposa María de Montpellier. Sería la única noche que ambos pasaron juntos y el futuro del Reino de Aragón dependía de que en esa unión, se hubiera engendrado al futuro heredero.

La suerte sonrió al reino y la reina quedó embarazada. En 1208, nacería su hijo, y su nombre, se decidiría de una manera tanto peculiar: María encendió 12 cirios, cada uno con el nombre de uno de los apóstoles de Cristo, y el último en apagarse, sería aquel que daría nombre a su hijo; y el último, fue Santiago, y Santiago, es Jaime, por lo que el heredero sería Jaime: Jaime I de Aragón.

La niñez del infante fue dura, puesto que su padre, no quiso saber nada de él ni de su madre, por lo que fue ésta, la que se ocupó de su educación. Pero la fatalidad llegó pronto, cuando Jaime sólo tenía 3 años, María de Montpellier falleció; por lo que su educación pasaría a ser cargo de Simón de Montfort, que era un noble francés. Curiosamente, Pedro, moriría comandando su ejército frente a los cruzados del propio Simón de Montfort en la batalla de Muret. Ésto ocurrió en el año 1213.


(en la imagen, retrato de Simón de Monfort; Fuente "http://www.espinoso.org")

Por tanto, al no haber rey, los nobles aragoneses reclamaron al pequeño infante, que a su vuelta a su reino, sería recluido en la fortaleza de Monfort, su educación a partir de ahora correría a cargo de los caballeros templarios, cuando éstos estaban en el Siglo de su auge; esto marcaría de manera muy importante al pequeño Jaime.

Y así creció el pequeño, aprendiendo a combatir, a gestionar su reino, en definitiva, curtiendo su carácter de futuro rey; y para muestra, en 1220, con tan solo 12 años, encabezó ya sus tropas contra el señor de Montcada, y ese mismo año, se casaría con Leonor de Castilla. En 1224, incluso fue hecho preso en Zaragoza por nobles desafectos, pero logró escapar volviendo a tomar la regencia de su reino.

Aunque la población era escasa y Jaime nunca podría contar con ejércitos numerosos, si podía contar con uno de los mejores cuerpos de infantería, aquellos que se hacían llamar los almogávares, los que luchaban al grito de “desperta ferro” cuando desenvainaban sus espadas, y a buena fe, que darían grandes victorias a su rey.


(En la imagen, dibujo de un soldado almogávar)

Ya en 1229 Jaime se fija un objetivo: quiere conquistar Baleares, y con 155 barcos y en torno a 15.000 soldados desembarca en Mallorca, sitiando la ciudad ese mismo año. Y Jaime se mostraría implacable, y mandaría asaltar y arrasar a los musulmanes de la ciudad, cuando vio atónito como el cabecilla local crucificaba en las murallas a soldados cristianos capturados. En 1231, capturaría Menorca, y en 1235, Ibiza. Se había culminado la conquista de Baleares.

Pero en 1232, Jaime comenzó también la conquista del Reino de Valencia, que duraría 13 años. Tomando ciudades como Morella, Burriana, Peñíscola, Sagunto, posteriormente Alcira, que sería definitiva por estar en ella el único puente sobre el Júcar, culminando la conquista con la toma de Valencia en 1238.


(En la imagen, Castillo de Sagunto; Fuente: "http://www.masruralmascultura.com")

Jaime estaba su apogeo como rey, y aunque su matrimonio con Leonor había acabado, volvió a encontrar el amor con Violante, que era princesa de Hungría, con quien tuvo 2 hijos y una hija. Sus hijos: Pedro, que llegaría a ser el rey de Aragón, Valencia y Cataluña; y Jaime que, por su parte, se quedaría con Baleares, el Rosellón y la Cerdaña y la ciudad de Montpellier. En 1244, Jaime El Conquistador firmaría con el infante de Castilla los tratados de Almizra, según los cuales Alicante y Murcia pasarían a formar parte del reino de Castilla; pues bien, su hija, que también se llamaba Violante, se enamoraría y se casaría con ese infante castellano llamado Alfonso, y que sería más tarde conocido como Alfonso X “El Sabio” rey de Castilla.

Cabe destacar, que Jaime tuvo que intervenir militarmente en Murcia en el año 1266 para evitar un levantamiento musulmán, lo que propiciaría de manera definitiva que esta parte del reino, ya castellano, fuera poblada por habitantes cristianos de una manera definitiva.

El hecho de que Jaime tuviera que repoblar los territorios que conquistaba, lo llevó a cabo mediante el sistema de jobadas: esto es que las tierras que se darían a cada familia dependía de la cantidad de tierra que 2 bueyes pudieran arar durante tantos días como miembros tenía la familia. Y también como nota anecdótica, hay quien atribuye al rey, el origen de la palabra “caray” puesto que, estando sitiado en Valencia, tuvo el antojo de comerse una tortilla de ajos tiernos. Cuando los sirvientes salieron de las murallas para recoger los ajos, fueron asesinados por los sitiadores, volviendo sólo uno y con sólo un ajo, a lo que el rey, cuando lo vió, solo pudo expresar… “car all” (caro ajo).

Finalmente, murió en Alcira, Valencia, en 1276, pero antes de morir, trató de llevar a cabo 2 cruzadas, en 1269 y 1274. También dictaría sus crónicas en catalán, impulsando éste, el nombre de estas crónicas es “Llibre dels fets” (“Libro de los Hechos”); también impulsó el derecho, dio importancia a las Cortes y a los Ayuntamientos y creo monedas para los reinos valencianos y mallorquín, y siempre tuvo en mente la idea de convertir el Mediterráneo en un gran centro mercantil y cultural. Hoy sus restos descansan en el Monasterio de Poblet, Tarragona.


(En la imagen, Monasterio de Poblet; Fuente "http://www.canal-viajes.es")

Aragón se convertiría a su muerte en un conglomerado de reinos: Valencia, Mallorca, Murcia y el Principado de Cataluña; posteriormente, Aragón tomaría Sicilia, Córcega y Cerdeña y en el S XV, se uniría a Castilla, y se formaría este país llamado España.

Jaime I, “El Conquistador” esta es su historia y porque no, parte de la nuestra, porque fue uno de los reyes más determinantes en la Reconquista y más importantes para lo que sería el devenir de los reinos cristianos en la Península.








martes, 3 de agosto de 2010

LA BESTIA DE GÉVAUDAN: EL MONSTRUO QUE ATERRÓ FRANCIA.

30 de junio de 1764, nos encontramos en la aldea de Aveyron, en la región de Gévaudan (Francia), una niña de 14 años, llamada Jeane Boullet era asesinada de una manera brutal, pero ella no sería más que la primera de las más de 120 víctimas atribuídas a la que sería conocida como Bestia de Gévaudan.

Al principio se pensó que la niña podría haber muerto a causa del ataque de algún animal. Concretamente, el hecho de que 2 niñas, 2 niños y una mujer de 32 años fueran asesinadas a lo largo del verano y la manera en la que lo habían sido, hizo que se pensara en un primer momento en que los ataques podían ser achacados al creciente número de lobos en la región.

No obstante, testigos que decían haber visto a la bestia, decían que ésta tenía un tamaño muy superior al de un lobo común y que su peso, fácilmente rondaba los 100 kg de peso; además, los ataques no ser correspondían al de un lobo, puesto que las víctimas, eran decapitadas de un solo mordisco y después, sus vísceras devoradas; realmente un animal desconocido estaba atacando a campesinos de la región de Gévaudan.


(En la imagen, dibujo de la bestia)

Los ataques eran documentados y cada vez más usuales, puesto que en invierno, la bestia llegaba ha hacer 2 ataques por semana. Todo ello, obligó al rey Luis XV a intervenir en el asunto. Al principio del verano siguiente, con 54 personas asesinadas, en su mayoría mujeres y niñas, cuatro compañías de dragones (caballería real), fueron enviados a la zona para tratar de dar caza al animal, pero fue infructuoso, la bestia parecía desaparecer y además, los dragones debían de enfrentarse también a los propios cazadores, que se enfrentaban a ellos y les dejaban pistas falsas, ya que la recompensa por capturar al animal era demasiado grande para una población muy deprimida.

En cuanto a la bestia, un campesino llamado Jacques Neville que además colaboró con las autoridades para dar caza al animal, lo describió como “un enorme lobo de aspecto muy extraño, con el lomo rayado y una línea negra que le recorría desde el cuello hasta la cola, el color de su cuerpo era rojizo, con el morro afilado, una cola muy larga y fuerte y extraordinariamente móvil y con unas fauces desmesuradas.”


(En la imagen, escultura de la bestia en la región de Gévaudan)

Pero esto no es lo más llamativo, puesto que una de las compañías de dragones se cruzó con la bestia; el capitán Duhamel, que estaba al mando de todos los dragones, la encabezaba; según él, la bestia era tan grande como su propio caballo, pero mucho más ágil y rápida. Él y todos sus hombres descargaron sus fusiles sobre ella y a pesar de que hicieran blanco, la bestia no pareció ni tan siquiera herida.

Los rumores de lo que podía ser la bestia se disparaban; los religiosos decían que era una reencarnación del diablo y que atacaba a todos los que no cumplían con los mandatos divinos. Los nobles, por su parte, echaron la culpa a los cíngaros, que podrían haber dejado escapar a algún león o tigre de sus circos.

Por muchos lobos que se mataran, las víctimas no cesaban, tanto que en el verano de 1765, el rey envió al arcabucero real, Antoinè de Bauterne a dar caza al animal. El arcabucero logró acabar con una loba de gran tamaño, de unas 130 libras y la presentó ante el rey; pero a las pocas semanas, la bestia volvió a atacar.

Se acusó entonces a un joven llamado Antoinè Chastel, que había recorrido el norte de África con una compañía mercantil, se decía que criaba leones, tigres, hienas y mastines, y que había logrado un híbrido que cubría con una coraza cuando éste atacaba, lo que explicaba la inmunidad del animal ante los disparos; pero esto nunca se demostró.


(En la imagen, cartel de la época, representando a la bestia y ofreciendo una recompensa por su captura)

Llegamos así a 1767, Jean Chastel, cazador y, precisamente, padre de Antoiné Chastel, logró abatir a un animal de gran tamaño con una bala de plata hecha a partir de una medalla de la virgen fundida, llevando posteriormente los restos ante el rey; testigos los describen como un lobo de gran tamaño y fauces descomunales, el animal fue embalsamado, pero sus restos desaparecieron.

A pesar de esto, los ataques continuaron, pero ya en menor medida y acabaron por desaparecer. Lo único cierto de todo esto, es que durante 3 años, 131 personas murieron de una cruenta manera y a día de hoy, no se sabe quién o qué, causó esas muertes.