martes, 21 de diciembre de 2010

LITTLE BIG HORN. LA GRAN DERROTA DE CUSTER.

En 1870, se comenzó a construir el ferrocarril que atravesaría el continente norteamericano, y las vías del mismo atravesaban los territorios que formaban la tierra madre de los nativos norteamericanos, y además, se exterminó prácticamente por completo a las grandes manadas de bisontes, que eran muy importantes para las tribus; con esto se trató de presionarlas para que se sometieran al poder estatal.

Lo que el gobierno norteamericano no contaba es que 2 jóvenes jefes sioux, llamados Toro Sentado y Caballo Loco, encabezarían las negociaciones y que, a pesar de que en 1873 se habían establecido los territorios indios al sur del río Platte, donde estaban las Montañas Negras, estos pedirían 600 millones de dólares, mientras que en Washington sólo ofrecían 6. Las negociaciones se rompieron y se encargó al ejército norteamericano que “pacificara” la región.

A los sioux se unieron los cheyennes, ambas tribus formaron un numeroso ejército con ánimos muy encrespados, ya que unido a la tensa situación por las negociaciones rotas, se habían permitido las grandes expediciones de colonos y buscadores de oro en las Montañas Negras. Uno de los líderes de esa expedición fue George Armstrong Custer.


(En la imagen, retrato de Custer)

Custer se había licenciado en West Point en 1861, y encabezó una División durante la Guerra de Secesión Norteamericana (1861-1868), debido a que el General Sheridan lo apadrinó; no obstante, cuando la guerra terminó, Custer, que ya era teniente coronel, recibió la orden de hacer una expedición por territorio arapahoe con 700 hombres del 7º de Caballería, en esa expedición encontró un campamento indio y lo devastó matando a todos los nativos que estaban allí en ese momento. Con esto, se ganó el disgusto del presidente Grant por lo que fue relevado a otras tareas; todo parecía indicar que un oficial con un gran futuro, vería así parada su carrera.

Pero volvamos al año 1874; pues bien, el mando del ejército norteamericano, estaba comandado por el General Sheridan, que volvió a reclamar a Custer a su lado. Así, se organizaron 3 cuerpos de ejército: Crook marcharía desde el Norte, Gibbon desde el Este y Terry desde el Oeste; dentro de este último cuerpo, el 7º escuadrón de caballería, a las órdenes del propio Custer.

El 21 de junio, el cuerpo de ejército comandado por Terry llegó cerca de Yollowstone, y Custer, cuya unidad era independiente, pidió remontar el Rosebud 150 km para adentrarse en una exploración en el valle de Little Big Horn, en Montana, ya que había rumores de un campamento indio en las inmediaciones, a lo que su comandante accedió.


(En la imagen, retrato de Caballo Loco; Fuente "http://elabrevadero.com")

El día siguiente, Custer se puso en marcha, incluso rehusó de 2 escuadrones más y de 2 cañones Gatling porque pensaba eso lastraría mucho su marcha. Custer era un personaje excéntrico, ese día, vestía un traje de terciopelo negro, un pantalón azul y un pañuelo rojo, y además, un sombrero de ala ancha. Los indios le llamaban “Cabellos largos”, puesto que su melena le llegaba por media espalda. Junto a él, iba su explorador favorito, un indio crow llamado Cuchillo Sangriento. En cuanto a los propios soldados, cada uno iba armado con un sable y la reglamentaria carabina Springfield, pero éstas, serían muy inferiores a los pocos Winchester que poseían los sioux, puesto que los segundos, tenían una carga de 13 cartuchos, mientras que las carabinas eran de carga y disparo.

La tarde del día 24, Custer ya había remontado más de 110 km y, negándose a que tanto hombres como caballos descansaran prosiguió la marcha con el fin de adentrarse en Little Big Horn lo antes posible; así, el amanecer del día 25, llegaron a Little Big Horn, y fue cuando se permitió un descanso a la compañía con vistas a adentrarse en el valle a lo largo del día 26. Pero los exploradores notificaron a Custer que un gran campamento indio estaba sentado 25 km valle adentro y que parecía que se estaba levantando para marcha hacia el sur. Custer no aguantó y ordenó a sus hombres ponerse en marcha, a pesar de las recomendaciones de sus exploradores indios de esperar refuerzos; y además, les mandó deshacerse de sus sables para tratar de sorprender a los indios, aunque esto restaba a sus hombres potencial en la lucha cuerpo a cuerpo frente a las lanzas, cuchillos y tomahawk nativos.

Custer dividió sus hombres en 3 grupos: Tres escuadrones, a las ordenes de Reno, atacarían desde el sudeste el campamento, otros 3, a las órdenes del comandante Benteen, marcharía al sur para cortar la marcha de los indios, y él, al frente de 5 escuadrones, atacaría desde el norte llegando desde las colinas. Además, un cuatro escuadrón, a las órdenes del comandante McDougall, se quedó en retaguardia con las reservas de munición.


(En la imagen, dibujo de la batalla)

Lo que no sabía Custer, era que Caballo Loco ya tenía conocimiento de los movimientos de los militares, y además, estimó el número de indios en no más de 1.500, cuando en realidad sobrepasaban los 3.500 guerreros.

Cuando Custer llegó a las colinas, vio un mar de tipis y ordenó mandar a Benteen, puesto que nada parecía indicar que los indios fueran a levantar el campamento, y tanto aquellos hombres como la munición iban a ser muy necesarios en la lucha.

Cuando el enlace de Custer salió en busca de Benteen, Reno había ya ordenado a sus hombres descabalgar y comenzar a tomar posiciones para el ataque, pero fueron fuertemente rechazados por los indios, que hicieron que los soldados tuvieran que replegarse sufriendo grandes bajas y teniendo que tomar posiciones defensivas en unas colinas cercanas. A los soldados se les unieron Benteen y sus hombres, pero pronto los 6 escuadrones se vieron rodeados por una gran masa de guerreros.


(En la imagen, dibujo de la batalla, Fuente: "manataka.org")

En el extremo norte, Custer comenzó su ataque, pero antes de que pudiera reaccionar, se vio rodeado por más de 1.500 guerreros, y además, la jugada maestra de Caballo Loco, que había ordenado a otros 1.500 indios que rodearan las colinas y cayeran sobre la retaguardia de Custer.

En menos de media jornada los más de 700 soldados norteamericanos habían muerto, incluyendo al propio Custer, y también todas las monturas, que habían sido muertas por los propios soldados para parapetarse tras los cuerpos de sus caballos. El único superviviente de las fuerzas, fue un caballo llamado Comanche. Los indios, por su parte, tuvieron en torno a 200 bajas. Caballo Loco había vencido; Toro Sentado, por su parte, no había participado en batalla, puesto que se había quedado en su tipi preparando medicinas para los heridos.


En la imagen, foto de Comanche, único superviviente)


Lo que hizo a Custer llevar a cabo esta irresponsabilidad, pues hay teorías que apuntan a que 10 días más tarde el partido Demócrata escogería a sus candidatos a la presidencia del país, y esa victoria sería un gran espaldarazo. Lo cierto, es que fue una de las humillantes derrotas del ejército norteamericano en una época oscura para el mismo dadas las matanzas que el pueblo indio sufría a sus manos, como la que el propio Custer había llevado a cabo años antes.

Por su parte, los indios sufrieron grandes derrotas en las batallas de la Horquilla de la Mujer Loca y en la del Monte del Lobo; y en cuanto a los líderes de aquella revuelta, Caballo Loco sería capturado y moriría de un disparo en la espalda cuando trataba de escapar, mientras que Toro Sentado logaría huir a Canadá con un grupo de sus fieles guerreros.

domingo, 28 de noviembre de 2010

LA BATALLA DE MARATÓN: LA PRIMERA GRAN VICTORIA DE LOS HOPLITAS

Micenas, Siglo XVI a. C., la civilización micénica se desarrolla en torno a una fortaleza en ese lugar. Al otro lado del Egeo, encontramos la civilización minoica o cretense, puesto que se encontraba asentada en la isla de Creta desde hacía 500 años.

La civilización micénica, era la de los aqueos, aquellos que liderarían la expedición griega para tomar la Ciudad de Troya 3 siglos más tarde e incluso acabaría tomando la propia isla de Creta. En ese tiempo, ya podemos encontrar grandes ciudades en Grecia: como Atenas, Esparta o Tebas. Un Siglo más tarde, los dorios invadirían Grecia, y esto provocaría que ésta se dividiera en las ciudades estados. Quién les diría a estas Civilizaciones que acabarían conformando una de las Culturas más ricas y determinantes de toda la Historia, y como no, que verían nacer a uno de los genios militares más grandes que ha habido: Alejandro Magno.

Nos encontramos por tanto a polis griegas que continuaron creciendo y desarrollándose. Por tanto, podemos hacer un pequeño avance en el tiempo, concretamente hasta el año 499 a.C., año en el que las polis griegas son un conglomerado de 3 culturas diferentes: la jonia, la doria y la eolia; y su influencia se extendían por toda la costa oeste del mar Egeo, donde también encontramos al Reino de Macedonia.


(En la imagen, mapa de la situación en torno al Mar Egeo; Fuente: "http://www.fliedner.es")

Pero en la costa norte del Egeo se encontraban los tracios y en la oriental, los jonios, y ambos ya pertenecían al gran poder que acechaba a las ciudades griegas. En la actual Irán, se estaba el centro del Imperio Persa, que se extendía por todo el Asia Menor, Mesopotamia e incluso había conquistado Babilonia. Para que os hagáis la idea, la extensión pues sería desde Israel hasta la zona norte de la India más o menos, aunque extendía su influencia por casi la totalidad de la Península Arábiga, en total 3 millones de kilómetros cuadrados. La capital del Imperio era Persépolis, y allí estaba el rey Darío I, y en su mente expansionista, siempre un objetivo: las polis griegas.

Darío I decidió aumentar los impuestos en todo su Imperio, y esto, enervó los ánimos del caudillo de la ciudad de Mileto, Aristágoras, que llamó a la sublevación frente al poder dominante persa; esta sublevación contó con el apoyo de Atenas que mandó una flota de apoyo. La rebelión tuvo éxito e incluso de trató de tomar Sardes, que era la capital imperial de esa región. No se hizo esperar el correctivo de Darío que además vio la excusa ideal para expandir los dominios de su Imperio más allá del Egeo y ser la base para la conquista de la Europa Occidental; por fin podría atacar a Grecia. Estallaba la Primera Guerra Médica


(En la imagen, escultura que representa al Rey Persa; Fuente: "http://www.uv.es")

En el año 492, comienza la respuesta persa: Mardonio, yerno de Darío, se pone en marcha con una gran flota a través del Egeo, el resultado: la reconquista de Tracia y convertir al Reino de Macedonia en un reino satélite de Persia. Pero cuando la flota ya se dirigía hacia Grecia, un temporal acabó con unos 300 barcos y matando a unos 20.000 soldados. Esto detuvo los planes persas por el momento, parón en el cual Darío aprovechó a mandar embajadores a las polis griegas para tratar de acercarlas a sus intereses. Lo que no contaba, es que 2 ciudades, iban a mostrar su desacuerdo matando a sus embajadores, las ciudades eran Atenas y Esparta.

En el verano de 490, Persia envía un nuevo ejército, al mando de Datis y Artafenes, y comienza su castigo a Grecia, primero arrasando la isla Naxos y después anexionando Eretria y esclavizando a sus ciudadanos. Atenas, por su parte, se preparaba para la guerra, mandando embajadores al resto de polis para formar un ejército que rechazara a los invasores, pero solo los platenses respondieron a la llamada a las armas. Por tanto, casi una ciudad, Atenas, se enfrentaba a la ira del mayor imperio conocido, y nunca antes un ejército de origen griego había vencido a un ejército persa.

En cuanto a las cifras… obviamente dado el momento histórico hay multitud de crónicas que daban cifras estimadas, pero muy pocas coinciden entre ellas, tanto para la flota persa como para los ejércitos. La mayor parte de fuentes dan unas cifras aproximadas de unos 600 barcos en la flota, tanto naves de guerra como transportes. Y en cuanto a los ejércitos, el persa estaba compuesto entre 60.000 y 100.000 efectivos incluída la marinería de la flota. Entre las tropas, más de 10.000 eran de caballería y un gran contingente de arqueros. Por el contrario, los atenienses, tenían unas fuerzas de en torno a 10.000 hoplitas, al frente de ellos, el líder militar de Atenas: Milciades.


(En la imagen, busto de Milciades; Fuente: "http://www.uv.es")

Entre las tropas persas, a destacar su formidable caballería pesada, reclutada en regiones como Armenia, que normalmente eran colocadas en el centro de la formación y eran las primeras en hostigar al enemigo con sus cargas. Frente a ésta y la gran superioridad numérica, los hoplitas griegos; una de las mejores tropas de la Antigüedad, formando las casi inexpugnables falanges, en las que cada soldado se protegía por su escudo y por el de su compañero. Cada hoplita portaba una armadura que pesaba en torno a 27 kilos, el soldado griego estaba en grandes condiciones físicas: el peso venía determinado por una coraza, protecciones para brazos y piernas y un casco con protecciones para las mejillas; todo ello de bronce. Además, portaba un gran escudo de casi un metro de diámetro, llamado aspis y que pesaba unos 8 kilos. En el escudo, cada soldado llevaba el símbolo de su familia y el equipamiento era dispar entre cada uno, puesto que debían comprárselo ellos mismos. En cuanto a sus armas, portaban una lanza de 2.7 metros de longitud, llamada doru; y una espada llamada xifos. El equipo completo del hoplita, se llamaba panoplia.


(En la imagen, dibujo de un hoplita con su panoplia)

Llegamos así a finales del verano del año 490 a.C. cuando los persas desembarcan en Maratón, 42 kilómetros al este de Atenas, ya que era una gran llanura y era el lugar propicio para que actuara la caballería pesada, y en la llanura una zona con peligrosos pantanos. El 11 de septiembre el ejército griego se asentó en una colina próxima a Maratón, esperando lo inevitable. Durante 6 días, los ejércitos estuvieron acampados uno frente a otro, a una distancia en torno al kilómetro y medio, y dicen las crónicas que el silencio de la noche era roto por los gritos de guerra de los hoplitas Ελελευ! Ελελευ!” (Eleleu, Eleleu). Y en el lado persa, un movimiento que será determinante para la batalla: Datis ordena embarcar a su contingente de caballería y poner rumbo por mar a Atenas, y perder la caballería era perder una importante ventaja sobre los griegos.

Llegó así el día del combate y los griegos formaron sus férreas falanges. En esta formación era determinante el orden y la disciplina, los capitanes se situaban tanto al fondo de la misma como en el centro, para mantener firmes a sus soldados. Como nota curiosa, entre los soldados griegos era frecuente que surgieran relaciones, por tanto, muchas veces, los amantes se situaban en las primeras filas de la falange, puesto que así, no tenían incentivos a romper la formación ya que estaban protegiendo a sus amados, que estaban en las filas posteriores. El frente persa se extendía más de 1 kilómero y medio, formado en varias líneas, ¿os lo imagináis?. Miliciades debía de tratar de estirar sus líneas para evitar ser envuelto, por tanto decidió formar 3 falanges de combate, la central, formada por hoplitas atenienses en su totalidad, al mando del propio Milciades y una a cada flanco, una de las cuales formada por los aliados platenses.


(En la imagen, dibujo de una falange de Hoplitas)


La falange central se enfrentaría a las tropas persas más fuertes, mientras que los flancos, reforzados para evitar ser envueltos, se enfrentarían a las tropas más débiles: el objetivo, aprovechar el ímpetu del ataque y la debilidad persa en esas zonas para ser el ejército griego el que les envolviera. Pero el avance no fue lo que los persas esperaban, Miliciades, conocedor de los peligrosos arqueros persas, ordena cargar a sus soldados, que tardaron 10 minutos en recorrer el kilómetro y medio de distancia cargando con sus pesados equipos de combate. El choque con la vanguardia persa fue violentísimo. Y en el choque de soldados, los persas sin su caballería no eran rivales para los griegos. La zona central parece que aguanta e incluso tomar la iniciativa en la batalla, pero los flancos, más débiles, comienzan a flaquear y rompen filas, además, en su huída, los hoplitas provocarían que huyeran hacia los pantanos, donde muchos soldados persas morirían ahogados.


(En la imagen, dibujo de un momento de la batalla)

Mientras, como os dije, la zona central griega parecía ceder terreno, lo que hizo que Milciades llamara a las tropas que perseguían a los persas para que reforzaran a sus compañeros. Gracias a esto, los griegos pusieron en fuga también a las tropas de élite de Datis, que ordenó retirarse a los barcos. Los atenienses les persiguieron y dieron muerte a muchos en la orilla, llegando incluso a destruir varios barcos, pero no evitaron que la mayoría de la flota zarpara. La idea que Datis tenía en mente era llegar con la flota a las puertas de la propia Atenas. Ante esto y el temor de que la ciudad se rindiera al ver llegar los barcos, el general ateniense envió al corredor más rápido de su ejército, Filipides, para avisar de la victoria a la ciudad.

Filipides recorrió los 42 km en un tiempo de en torno a 2 horas, y moriría exhausto tras dar la noticia de la victoria. Entonces fue cuando ocurrió el otro hecho determinante de esta guerra, puesto que la flota persa ya estaba cerca de la bahía de Palearon y el ejército ateniense aún estaba en el camino de vuelta. Por tanto, se decidió que todo hombre, mujer, niño, se situara tanto en la muralla como en las ventanas de la ciudad. Cuando Datis vio la ciudad desde sus barcos, parecía fuertemente defendida, por lo que incluso rehusó de tomar tierra y se retiró a territorios persas. Atenas había vencido, perdiendo solo a 190 hoplitas. El ejército de Darío, tuvo unas pérdidas en torno a 6.000 soldados.


(En la imagen, escultura que representa la llega de Filípides a Atenas; Fuente: "http://www.lacomarcadepuertollano.com")

Años más tarde, Jerjes II, hijo de Darío I, trataría de hacer lo que su padre no logró, pero esta vez, a quien se encontró fue al gran Rey Leónidas de Esparta en el Paso de las Termópilas, aunque ya habrá tiempo para hablar de esa historia.